lunes, 10 de noviembre de 2008

A enemigo que huye, puente de plata

Aconseja favorecer la huida del enemigo y no seguir acosándole, por el peligro que pudiera suponer su vuelta al combate, tanto como por la ventaja que supone declararnos vencedores en el asunto de que se trate.

Evidentemente, no se suele usar en ocasión de guerras, sino más bien en asuntos más cotidianos en los que nos vemos de forma habitual, aconsejando no hostigar a quien deja un cargo o lugar y aceptar su retirada sin desgastarnos en más ataques.

También se dice A enemigo que huye, diez bendiciones.

Una variante humorística de este refrán le da un sentido distinto: A enemigo que huye, golpe de gracia y también A enemigo que huye, no le entretengas.

Ejemplos:
El todavía presidente de Libia acaba de ganarse una orden de arresto internacional emitida por un panel de jueces a petición de un fiscal independiente. Existe un socorrido argumento en contra de esta herramienta por incumplir el principio de a enemigo que huye, puente de plata. Los mecanismos de la justicia internacional deben ser independientes los unos de los otros y cada cual debe realizar su trabajo.
Esperemos que el interés con el que recibimos muchos esta elección se vea refrendado por el nacimiento de una sociedad nueva, de paz mundial, de bienestar y de progreso. Bush acaba su mandato y, como dice el refrán, ‘a enemigo que huye, puente de plata’.


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